martes, 24 de abril de 2007

¿Qué es Justicia y Paz?


Hace algunas semanas un integrante del MJD-Chile envió al correo electrónico mjdchile@yahoo.es la anterior pregunta. Sorprendidos, buscamos y buscamos material que pudiera de forma clara explicar qué es "Justicia y Paz" y la importancia que esta tiene para toda la Familia Dominicana.

Encontramos un texto de 1997, que recoge algunos aspectos fundamentales de esta dimensión tan importante para nuestra espiritualidad. Los fragmentos que hemos escogido forman parte de un cuaderno orientado a la formación en el tema de "Justicia y Paz" editado por la "Comisión de Justicia y Paz de la Familia Dominicana" en Brasil.

" Justicia y Paz" es una prioridad, una manera de vivir y de actuar, para toda la Familia Dominicana: hermanas, frailes y laicos/as. Nuestras constituciones llaman nuestra atención para esto y numerosas obras están ahí para testificar que esto no ha permanecido como letra muerta en todas partes, en todo el mundo. ¿Cómo podríamos permanecer indiferentes al sufrimiento que padecen millones de seres humanos en toda la tierra, sea este el resultado de guerras, de crisis económicas o de injusticias de todo tipo?
En varias provincias y congregaciones, existen acciones comunes en que las hermanas, frailes y laicos dominicos manifiestan la realidad y vitalidad de esta opción fundamental de toda la Orden por la Justicia y por la Paz, no como una actividad anexa a nuestra predicación, sino como el "color" de esta, como la manera de poner en práctica la compasión dominicana, la misericordia." (pag. 1)

Luego de esta definición hemos escogido una parte en la que se seleccionan diversos textos de las actas de Capítulos Generales de los frailes que clarifican aun más cual es el sentido de la Justicia y Paz en la FADO. Lógicamente estos textos están elaborados por frailes, pero sirven de igual manera para la reflexión que pueda hacerse en otras entidades dominicanas (laicos, hermanas, etc.)

Textos fundadores

En relación a los frailes, que por cierto las interpelaciones que contienen dicen relación respecto a todas las ramas de la Familia Dominicana, el texto principal es el capítulo 3 de las Actas de Capítulo General de Avila.
Es un extracto que se refiere a las preguntas fundamentales que podemos hacernos como miembros de la Orden dominicana:

" 1. Los pobres:

Esto nos invita a interrogarnos personal y comunitariamente sobre nuestro estilo de vida.
¿Cuáles son, en nuestra vida, las señales de ruptura con los estilos de vida de la sociedad de consumo? ¿A quién servimos en nuestras tareas apostólicas o trabajos? ¿En provecho de que sectores de la población trabajamos preferencialmente? ¿En nuestra solidaridad concreta, cuáles son los gestos de compartir con los pobres? ¿En qué nos apoyamos, cuando ellos se organizan para vivir mejor o defender sus derechos? Cuándo tomamos posición explícitamente o implícitamente, ¿en qué circunstancias tomamos públicamente partido en defensa de los derechos de los pobres (presos políticos, campesinos explotados, migrantes, desempleados, etc.) contra los gobiernos, las legislaciones, los grupos sociales, las instituciones, etc. que los oprimen?

2. La justicia:
A partir de ahí tenemos que hacernos algunas preguntas:
¿En que medida somos instrumentos de justicia dentro de nuestras comunidades o provincias, en nuestras relaciones con los otros miembros de la Familia Dominicana, con nuestros colaboradores y empleados? ¿Tenemos realmente el deseo de contribuir para cambiar las estructuras económicas y sociales, la legislación, colocándonos en el punto de vista de los pobres y de los grupos marginados y de sus necesidades? ¿Denunciamos con claridad las situaciones humanas inaceptables y aquellos que las apoyan y las mantienen? ¿Apoyamos efectivamente los grupos y organizaciones que representan las luchas sociales, económicas y políticas de los desfavorecidos? ¿Estimulamos la fuerza de los pobres con el servicio de nuestra reflexión, búsqueda, análisis de la realidad, animados por la fe?

Avila nos despertaba también a los problemas de la paz, de la guerra, de la amenaza nuclear y de la violencia.

Justicia y paz es una manera de vivir la compasión y el voto de pobreza. En el Capítulo de Walberberg los frailes escribieron, en el capítulo 2 (17 A2 e3):

"Predicación y pobreza"

En nuestra Orden, como en la vida de Santo Domingo, la predicación y la pobreza están íntimamente ligadas. La pobreza no es apenas una renuncia en sí misma, sino también un testimonio, un instrumento al servicio de la credibilidad de nuestra predicación, una señal de su autenticidad y de su sinceridad…
En un mundo así, si parecemos estar más aliados al rico que al pobre, nuestra predicación no es digna de crédito. ¿Cómo podemos liberar al rico de la dominación del dinero y de los otros bienes materiales, si nosotros mismos no vivimos con sobriedad y simplicidad (LCO 31,1)? ¿Y cómo podemos esperar que el pobre acoja seriamente nuestra predicación, si nosotros mismos no tenemos un estilo de vida semejante al de ellos (LCO 31, 2)? Es muy importante que, en nuestra Orden, la pobreza sea y aparezca como una señal específica importante de la predicación de los frailes.

Predicación y compasión:

En conformidad con el espíritu de Santo Domingo, nuestra predicación se debe fundamentar en la compasión, una profunda compasión para con aquellos que sufren, especialmente debido al egoísmo e injusticia de los otros. Sólo la compasión puede traernos la bondad y darnos la necesidad de los signos de los tiempos. Sólo la compasión puede, en nuestra predicación, conducirnos a la humildad que nos prepara a escuchar y hablar, a acoger y ofrecer, a soportar y ejercer influencia, a ser evangelizado y evangelizar.
Esa especie de compasión y de humildad sólo puede venir de una profunda unión con Dios en Jesucristo. Estamos unidos a Dios cuando imitamos la compasión de Cristo y su humilde servicio…"

En Oakland, fue resaltada la articulación entre Justicia y Paz y los estudios en la Orden:

"Nuestro estudio procede de nuestra vida en común en la Orden, pero también tiene por objetivo manifestar la unidad del genero humano en Cristo. Existe, en consecuencia, una relación intrínseca entre el estudio fructífero y la búsqueda de un mundo de justicia y de paz, de un mundo en el cual hombres y mujeres puedan gozar de la plenitud de la condición humana, en su dignidad de hijos de Dios. Cuando hablamos la verdad estamos haciendo un acto de justicia."

En México, la Justicia y Paz fue claramente inscrita en la formación inicial de toda la vida dominicana:

"1. La justicia y la paz son una dimensión constitutiva de la formación de todo predicador.
2. El dominico deberá percibir en el pobre y en la persona que sufre el rostro de Dios, y vivir aquella compasión que nuestro padre Santo Domingo aprendió en el seguimiento de Nuestro Señor Jesucristo. De ese modo, la reflexión teológica se alimentará de misericordia y evitaremos hacer de la vida conventual un refugio, frente a los desafíos exigencias de la realidad.
3. Como todo dominico, los hermanos formandos deberán tomar conciencia de los conflictos sociales, la miseria y la marginación a la que son condenados tantos hombres y mujeres, la injusticia estructural de la sociedad en que viven, y dejarse interpelar por ellos. Así, podrán ser, como predicadores, auténticos constructores de la justicia y de la paz. Los formadores deberán proporcionar a los formandos la preparación humana, espiritual, intelectual y pastoral que responda a ese desafío.
4. La reflexión teológica dominicana ha de nutrirse de la Palabra de Dios vivida en nuestro compromiso con los pobres. La opción por los pobres no es apenas un comportamiento moral. Tiene que ver con la identidad de Dios que se revela a nosotros y es un elemento constitutivo de nuestra fe.
5. Los formandos deberán tener contacto personal con la realidad de la pobreza, del sufrimiento y de la injusticia. Por esa razón, pedimos que se hagan presentes en los medios populares y marginados, colaborando con los hermanos que trabajan ahí. Los formadores deberán ayudarlos a evaluar esta experiencia, del punto de vista teológico y pastoral (Roma # 246).
6. Pedimos a nuestros hermanos formadores y formandos que presten atención particular a la situación especial de marginación y discriminación que las mujeres viven en la Iglesia y en nuestra sociedad (Roma # 250; Avila # 51), bien como a los grupos étnicos, culturales, religiosos e inmigrantes (Oakland # 99). Estén atentos igualmente a la discriminación de los negros, indígenas y mestizos, en muchas de nuestras sociedades."

El estatuto de promotor de Justicia y Paz fue instituido la primera vez por el Capítulo General de Roma, # 236 (1983):
" Remendamos que, en todas las provincias, el capítulo provincial o el provincial con su consejo nomine un promotor o una comisión de Justicia y Paz, y determine sus funciones (cf. Quezon City, # 27)".


Todas estas observaciones y sugerencias que a lo largo de los años han surgido de las reuniones de los frailes, también nos invitan a nosotros, integrantes del MJD, a la reflexión y a la acción en este aspecto tan central de la Espiritualidad Dominicana.

lunes, 23 de abril de 2007

Boletín Werken MJD-Chile

Hola Amigos MJD-Chile!!!
Saludos!!

Este "blog" tiene por misión complementar la edición electrónica de Werken que llega a tu correo eletrónico dos veces por mes. La idea principal es dar a conocer una sintesis de la noticias en Werken y luego profundizarlas en este espacio de la red internet, además de otras noticias y artículos de opinión, y diversos escritos que deseen ser publicados.
Este espacio requiere y necesita ser un sitio de intercambio de opiniones y de colaboración, que apunte a mejorar la comunicación entre los integrantes del MJD-Chile, el IDYM y quien desee hablar con nosotros. Un abrazo en Jesucristo nuestro hermano y en Domingo de Guzmán.